· Publicado por Gabriela el noviembre 3, 2012 a las 5:58am en
El Poder de la Mujer - Antigua
profecía andina
"Según una
antigua profecía andina llegará el día en que el espíritu femenino se
despertará del letargo y luchará para eliminar el odio y la destrucción en la
tierra; y dará inicio a un mundo de amor y paz, hermandad y armonía".
En su largo
camino de aprendizaje la mujer será capaz de encontrar su fuerza de voluntad,
su coraje, el conocimiento y la energía necesaria para cambiar el curso de su
propia historia, haciendo de cada dolor, de cada soledad, de cada tristeza, un
mundo de alegría, de amistad y de plenitud.
¿Cómo se aprende
a ser una verdadera mujer?
Estudiando
atentamente la naturaleza. Pero antes tiene que conocerte y aceptarte de quién
eres en verdad. Tendrá que ser tu misma, si tú misma y nadie más.
A menudo
construimos nuestra vida recogiendo los pedazos de la existencia de los otros
intentando plasmarlos sobre modelos impuestos desde afuera. Con estos trozos vamos
tejiendo una manta para cubrirnos delante de los demás.Esto nos vuelve
infelices.
La verdadera
mujer se descubre en su verdad y sigue su camino plenamente consciente de Sí
misma. Son muchas las mujeres que
intentan aparecer por aquello que no son y pocas las que toman tiempo en auto
indagarse y descubrirse.
La naturaleza te
ha donado un cuerpo y un alma en los cuales reside el espíritu. Sólo tú como mujer y ningún
otro fuera de ti tiene el derecho de cambiar tu vida. En el momento en que
descubras a ti misma te encontrarás en el camino que te transformará en una
verdadera mujer.
El arma más
potente de una mujer es su energía interior que la protege tanto a ella como a
todos los que ama. Es por esta razón que tendrá que aprender a descender a su
mundo interno: solamente cuando descubra su verdadera esencia podrá usar toda
su energía interior.
La sociedad
contemporánea no quiere saber realmente sobre quién es la mujer y busca
deformar su carácter desde el nacimiento.
¿Qué aprende una
mujer hoy en día de la sociedad?
A falsificarse,
a esconder sus verdaderos sentimientos, a cuidar sus propias opiniones, a
enmascarar sus pensamientos.
Un hombre
cercano a una verdadera mujer se diviniza. Para descubrir los misterios de la
divinidad el hombre debe penetrar en el corazón de la mujer porque la Pachamama
quiere sólo aquello que la mujer desea.
Si la Pachamama
es amor, también la mujer lo es. El hombre debe considerar a la mujer como la
versión de la naturaleza creadora cuya moral se basa en el respeto por la vida.
Antiguamente
para aprender a ser una verdadera mujer era necesario recibir una iniciación.
Tenía que entrar sola en el Templo del Puma y permanecer 7 días y 8 noches.
Recostada sobre una piedra, conocía y saboreaba la verdadera soledad. La
oscuridad más absoluta afrontaba su miedo a lo desconocido e inmersa en el
silencio más impenetrable buscaba conocer su verdadera naturaleza. Era una
batalla muy difícil. La lucha más dura de sostener no es aquella que se combate
con un adversario sino contra sí mismo.
Ahí, donde no
percibía el más mínimo ruido, comenzaba a escuchar los sonidos emitidos por su
cuerpo: los latidos de su corazón, los sonidos sordos de los pulmones, del
hígado, del páncreas, del intestino, del estómago, de los ovarios...
Cada órgano entonaba su propia música: sonidos nunca antes escuchados. En aquél retiro absoluto, a través de la meditación, la reflexión y el análisis de toda su vida, la mujer vencía sus propios temores para averiguar quién era verdaderamente y para qué había venido a la tierra.
Aquella que
entraba en el Templo del Puma, salía preparada y consciente de su propio poder
y su propia fuerza. Pero para poder comenzar su iniciación la mujer debía
primero superar una serie de pruebas para mitigar su carácter y por lo tanto
aprender, en el Templo, a controlar poco a poco el propio cuerpo y la propia
mente. Ahí dentro era asaltada continuamente por dudas y temores: debía
aprender a tener fe, porque quien no tiene fe en sí mismo está perdido.
Concentrada
sobre sí misma recorría desde el recuerdo todo lo que había hecho desde que
había llegado al mundo. Por primera vez en su vida se afrontaba y se juzgaba a
sí misma. Encerrada en aquel recinto la mujer debía aprender y atravesar la
puerta de la eternidad sin temores. Y si lo quería realmente lograba hacerlo.
Todas las
mujeres pueden, es solo cuestión de voluntad. Si quieres algo, entonces puedes,
basta simplemente que lo desees con todas tus fuerzas. Pero si tu voluntad es débil y
frágil, entonces no lo lograrás. Una vez que hayas comprendido la potencia que
reside en tu interior, podrás alzar tu cabeza, mirar con amor y dulzura y
accionar al mismo tiempo con serenidad y determinación.
Aquellas que
entraban en el Templo del Puma aprendían a tender un puente, era una de las
pruebas que tenían que superar.
A través de la
mujer el hombre puede alcanzar lo Absoluto, por eso es tan importante para ella
direccionar su propia energía. Si logra tender ese puente de energía, el hombre
que lo recorrerá sabrá que ella es el camino capaz de conducirlo a la
divinidad.
En aquel lugar,
templo del tiempo y del espacio, la mujer aprendía a entrar en armonía y en paz
consigo misma. La armonía es fundamental para que cada elemento se uniforme a
la unidad llamada Ser y la mujer pueda así gozar de la vida con calma,
tranquilidad y seguridad.
La mujer que
conoce la armonía mantendrá la serenidad también en los momentos más difíciles;
sus ojos reflejarán la pureza de su alma y se iluminarán de su belleza
interior, aquella que nunca se deteriora.
Una mujer
armoniosa gozará de mayor salud y juventud que, compartida con su compañero,
alargarán su existencia.
Para poder ser
iniciada la mujer tiene que volver al útero de la Pachamama y sumergirse en el
océano de la vida. Tendrá que entrar en contacto con su propia intimidad y en
armonía con los elementos simpáticos: la tierra y el agua. Solo así el espíritu
podrá manifestarse. Tendrá que aprender a sobreponerse a las dudas, a los
temores, al dolor, a los miedos, a la desesperación, al cansancio, al fastidio,
a la frustración, a la desilusión. Mediante aquella prueba sabrá si su cuerpo
trabaja en armonía con su mente en la individuación del peligro. Gracias a la
preparación recibida aprenderá a ver y a sentir en la oscuridad, a comprender
si es el momento de esperar o de accionar y en el momento que sus sentidos le
avisen de la existencia del peligro, sabrá afrontarlo recurriendo a su
prudencia, a su sabiduría, a su calma y a su serenidad. Y cuando finalmente
logre superar cualquier tipo de peligro, entonces aprenderá a viajar en el
tiempo y en el espacio.
Existe una
profecía según la cual la tierra al comienzo del tercer milenio sufrirá
profundos cambios. Llegará el momento en el cual el espíritu femenino se
despertará de un letargo de más de cinco siglos para dar origen a un mundo de
paz y armonía. La salvación de la humanidad está en manos de la mujer quien
tiene que volverse verdadera para poder encontrarse con otras mujeres y unidas
salvar la tierra…
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Hernán Huarache Mamani es el
último heredero de una antigua generación de curanderos andinos.
Su libro
"La profezia della curandera" difunde las enseñanzas de su maestra
para mostrar el camino de iniciación andina que siguieron las mujeres sabias de
su pueblo, manteniendo en secreto los sagrados conocimientos de la Pachamama.
Título original: "El
poder de la mujer"
"Recuerda: la unión
amorosa de la mano del hombre con la de la mujer es el nexo que les permitirá
entrar en contacto con el universo. Porque cuando la mano del hombre toca la
mano de la mujer, está rozando el camino que conduce a la eternidad".
Hernán Huarache Mamani